
El trastorno daña los pequeños vasos sanguíneos en los glomérulos renales.
Los glomérulos filtran la sangre para producir orina y eliminar los productos
de desecho de la sangre. Inicialmente no existen síntomas pero poco a poco la
capacidad de filtración glomerular se ve disminuida hasta que se pierde,
produciéndose una acumulación de líquidos y los productos de desecho que se
eliminan en la orina.
Una vez que la enfermedad se manifiesta los síntomas de la enfermedad son:
color anormal en la orina, hinchazón en extremidades inferiores, hematuria (sangre
en orina), pérdida de visión y problemas oculares, pérdida de la audición e
hinchazón generalizada.
El tratamiento consiste en controlar el avance de la enfermedad y paliar las
posibles secuelas. Para la insuficiencia renal se modifica la alimentación,
ingesta de líquidos y en última instancia se utiliza la diuresis o el trasplante
renal. Con respecto a los ojos, las cataratas se pueden tratar quirúrgicamente
y en cuanto a la audición puede existir una pérdida irreversible.
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