Si alguien que conocemos comienza a correr desesperado, destrozando todo lo que encuentra, incluso matando animales a su paso y que luego del episodio no recuerda nada de lo sucedido, lo más seguro es que supongamos que algo no está bien a nuestro alrededor, o que somos víctimas de una broma o cámara oculta.
Sin embargo esos son los síntomas de una rara patología psiquiátrica denominada síndrome de Amok.
El paciente experimenta una súbita y espontánea explosión de rabia salvaje que provoca que el sujeto corra sin control matando o hiriendo todo lo que encuentre a su paso, tanto animales como personas. Tras el ataque, la persona queda exhausta, a veces con una amnesia completa y, eventualmente, acaba suicidándose.
Se cree que el ataque homicida salvaje va precedido por lo general de un período de preocupación, pesadumbre y depresión moderada.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS o WHO) por Amok se entiende "un episodio aleatorio, aparentemente no provocado, de un comportamiento asesino o destructor de los demás, seguido de amnesia y/o agotamiento. A menudo va acompañado de un viraje hacia un comportamiento auto-destructivo, es decir, de causarse lesiones o amputaciones llegándose hasta el suicidio".
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