Imagínate no poder utilizar gel o champú para ducharte, no poder abrazar a nadie y tampoco salir a la calle porque todo lo que respiras te produce una reacción...
Puede sonar raro, pero éste es el día a día de quienes padecen sensibilidad química múltiple, una patología muy poco común que cada vez está afectando a más personas.
Estudios realizados muestran que los individuos que la sufren reaccionan a los placebos y al aire puro de la misma forma que a los supuestos agentes químicos que provocan la enfermedad. Esto ha llevado a pensar que su origen pudiera ser principalmente psicógeno.
La sensibilidad química múltiple (SQM) consiste en la pérdida progresiva de tolerancia a agentes químicos tan diversos y comunes como productos de limpieza, colonias, disolventes, ciertos alimentos, medicamentos y radiaciones electromagnéticas.
Existen numerosas controversias relacionadas con la enfermedad porque todos los casos de este transtorno presentan muy pocos aspectos comunes, dada la variedad de síntomas que presentan las personas afectadas y el grado mismo de su afectación. También existe controversia a la hora de aplicar los criterios médicos para su diagnóstico. Además, el paciente no sabe a dónde acudir porque no hay centros especializados reconocidos en el sistema público de atención.
El hecho de ser una patología poco común y de difícil diagnóstico genera una incomprensión para el propio paciente y también en su entorno familiar, laboral y médico. Los afectados ven muy reducida tanto su autonomía como su capacidad laboral pues el entorno le resulta hostil y deben evitar todos aquellos ambientes que han comprobado que les causan reacciones adversas. El rechazo de la sociedad llega porque creen que quienes sufren esta patología son simuladores, y no la sufren realmente.
No hay duda de que se trata de un transtorno que ocasiona sufrimientos físicos, sociales y psicológicos en aquellas personas que los padecen.
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