viernes, 16 de noviembre de 2012

Síndrome de Asperger

Todos conocemos al carismático y "rarito" Sheldon Cooper de la serie telivisiva The Big Bang Theory. 
Pero, sabéis que su comportamiento tiene una explicación científica? 


Padece el síndrome de Asperger, una forma de autismo de alto funcionamiento denominada en 1944 por Hans Asperger como "psicopatía autista"
La persona afectada manifiesta intereses limitados o una preocupación inusual y obsesiva con un objeto o tema en particular, llegando a excluir otras actividades y temas de conversación. 

Tienen una inteligencia normal o ligeramente por encima de la media, y pueden sobresalir en campos como la programación informática y la ciencia. No presentan retraso en el desarrollo cognitivo ni en las habilidades para cuidar de sí mismos, pero muestran rutinas o rituales repetitivos, así como una tendencia a hablar de manera demasiado formal o monótona y a interpretar figuras retóricas e ironías de manera literal. A veces su lenguaje corporal es inexistente y también presentan torpeza física y ausencia de empatía hacia los demás.

Esto todo hace que tengan dificultad a la hora de interactuar socialmente.

Descubren la proteína que desencadena la preeclampsia

Científicos españoles hallan la proteína que acentuaba la hipertensión en embarazadas, lo que clínicamente se denomina preeclampsia, y que sería dañino tanto para la madre como para el feto y que podría terminar en complicaciones en el parto.

La preeclampsia tiene un impacto elevado entre las mujeres en estado gestacional. Cerca del 10% de mujeres presentan hipertension en curso del embarazo, proporción que llega hasta el 20% en el caso de las nulíparas.

De hecho, la complicación más frecuentes en el parto en aquellas mujeres que padecen preclampsia es la cesárea. En la siguiente gráfica os mostramos el porcentaje de cesareas y partos en mujeres que crusan esta patología.

Gráfica realizada por Laura Varela



















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Fascitis necrotizante o bacteria come carne



    Muchas veces nos hacemos heridas a las cuales no damos importancia, en la mayoría de los casos estas heridas se curan por si solas o gracias a nuestros propios cuidados o los del personal sanitario. Pese a esto existen gran cantidad de agentes infecciosos que pueden contaminar las heridas, lo que generará otro tipo de cuidados y de tratamiento. Esto ocurre todos los días pero el problema llega cuando las bacterias que producen la infección comienzan a "comerse" el tejido que rodea la herida y siguen alimentándose hasta la muerte del paciente. 

    Esto es lo que ocurre en la fascitis necrotizante, una infección aguda que se extiende por el tejido celular subcutáneo y  fascia, produciendo una rápida necrosis tisular, con grave afección del estado general. Ataca de repente, sobre todo a obesos, diabéticos, pacientes de cáncer, quienes recibieron un trasplante y otras personas con sistemas inmunes débiles. La mortalidad global de la fascitis necrotizante oscila entre el 20 y el 47%.